El malentendido
Sí, parece que las cosas son lo que no parecen o al revés, no parecen lo que son. Imagino que es propio de una época de desconcierto (extrañezas, lo denominaba) o de poca claridad. Nuestro director deportivo Miguel Pardeza o juega al despiste o no entiende nada de nada (nada, abasolutamente nada) de lo que es una afición ilusionada con cada uno de los movimientos de Agapito. En fin, si algún día le da por entender a la afición y dejar de ser tan poco ilusionante lo celebraremos.
No obstante lo del malentendido no viene dado por las palabras de Pardeza. Supongo que es de nuevo un cúmulo de cosas, una serie de actitudes y finalmente el runrun en mi cabeza de aquel libro de Elena Pallarés. Todo se junta, imagino. El malentendido creo que es el peor de los estados ante los que puede encontarse alguien y sin embargo puede llegar a ser todo un arte en manos de quien domine la ambigüedad y los matices de la misma. Quizá en otros países sea más habitual, aquí somo más dados a no dejar que la duda quepa, a ir de cabeza hasta dar con lo que deseamos o toparnos si es preciso como un muro que nos haga daño.
El tiempo también juega hoy al malenendido. El verano se retrae y deja paso a un otoño que avanzará hasta consumirlo todo. Cada año es distinto eso sí, es imposible comparar uno con otro, al igual que es imposible comparar una situación con otra o unas actitudes con otras. Como bien dice Elena en uno de los poemas de ese libro (y parafraseando a un gran teórico) "la traducción es imposible". Lo es, y también lo es acabar con el malentendido.
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